Día a día, transitamos por las calles de nuestro querido Santiago sin observar esos pequeños grandes detalles que hacen de la ciudad algo tan especial, caminamos apurados y todos giramos a distintos ritmos, pero cuándo el destino pone ante nuestros ojos la posibilidad de descubrir que dentro de todo el murmullo urbano existen personas especiales, vale la pena detenerse y adentrarse en esas historias de vida que forman parte de nuestro tiempo cotidiano.
La tarde está soleada, no hace frío aunque es julio, la gente viene y va en este espacio histórico de la ciudad, Plaza de Armas, plaza de pintores, actores callejeros, cantantes, fotógrafos y aficionados al ajedrez, plaza de historias y un mudo espectador del paso del tiempo y de los cambios que se han generado en nuestra sociedad. Es aquí, justo en este lugar que encontramos a Robinson Avello, uno de esos grandes desconocidos que es un agrado descubrir. El es pintor de gran oficio, licenciado en artes plásticas y un filósofo de la vida, gran conocedor de la historia del arte y dueño de un sentido muy personal sobre la entrega como pintor, sentido que expresa a través de sus pinturas, ilustraciones y retratos. Sus trabajos en definitiva son una invitación a
las sensaciones, a las emociones, a la apreciación de ese algo más allá que defiende con pasión ante la comparación entre el simple hecho de pintar un paisaje o pintar la interpretación de una idea con sustancia, con sentimiento, con verdadero amor al arte, plasmando en la retina de los que miran, eso que provoca y que se distingue más allá de lo meramente típico.
La pintura y el trabajo en general de DiAvello, es así como se identifica en sus creaciones, se hace notar desde una de las esquinas de la plaza, acostumbrado a los rigores propios del clima, hace 21 años que pone corazón al día a día creando entre las miradas de miles de personas que pasan, preguntan y se convencen con su talento. Según sus propias palabras nos cuenta que trabajar en la calle no es fácil y muchas veces se vuelve algo hostil, competir por un espacio en este tradicional y turístico paseo es una batalla diaria contra la contaminación acústica del tránsito y de los artistas callejeros, que cantan una y otra vez el mismo repertorio, contra la delincuencia, la poca cultura visual de los que no faltan y tocan los retratos para "mirar con los dedos" y por si fuera poco con los caprichos del alcalde de turno que inventa y reinventa licitaciones para poder estar como artista en este popular y concurrido lugar de Santiago.
Robinson es una artista de lo nuestro y que también se reinventa mostrando su arte desde otras plataformas, posee un blog en el que da a conocer su trabajo y que es el motivo, en parte, de este post que más que contar una historia pretende además invitarlos a dar un paseo por la galería virtual de este hombre que con mucho humor se reconoce como anacrónico y ajeno a toda tendencia o moda.
Este es su blog
DiAvello, los invito a conocerlo y a dejar su cariño y comentarios.